Dios exigió la expiación y la proveyó”. Fue “por la gracia de Dios, Él pudo gustar la muerte por todos” (Heb. 2:9).
1Jn 2:2 Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
1Jn 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,