1 Corintios 15:50-58

1Co 15:50 Esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.

1Co 15:51 Así que les digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados

1Co 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

1Co 15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

1Co 15:54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria.

1Co 15:55 ¿DÓNDE ESTÁ, OH MUERTE, TU VICTORIA? ¿DÓNDE, OH SEPULCRO, TU AGUIJÓN?».

1Co 15:56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley;

1Co 15:57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

1Co 15:58 Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.

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Esto digo, hermanos:

​ que la carne y la sangre

​ no pueden heredar el reino de Dios;

​ ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.

Así que les digo un misterio:

​ no todos dormiremos,

​ pero todos seremos transformados

​ en un momento,

​ en un abrir y cerrar de ojos,

​ a la trompeta final.

​ Pues la trompeta sonará

​ y los muertos resucitarán incorruptibles,

​ y nosotros seremos transformados.

​ Porque es necesario que esto corruptible

​ se vista de incorrupción,

​ y esto mortal se vista de inmortalidad.

​ Pero cuando esto corruptible

​ se haya vestido de incorrupción,

​ y esto mortal se haya vestido de inmortalidad,

​ entonces se cumplirá la palabra que está escrita:

​ «DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria.

​ ¿DÓNDE ESTÁ, OH MUERTE, TU VICTORIA?

​ ¿DÓNDE, OH SEPULCRO, TU AGUIJÓN?».

​ El aguijón de la muerte es el pecado,

​ y el poder del pecado es la ley;

​ pero a Dios gracias,

​ que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto,

mis amados hermanos,

​ estén firmes,

​ constantes,

​ abundando siempre

​ en la obra del Señor,

​ sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.